Te sientes mal. Es más, llevas tiempo sintiéndote mal. Te sientes triste con frecuencia, con ansiedad y angustia ante las situaciones cotidianas que vives como si “te pusiesen a prueba”. Todo se te hace un mundo, te cuesta ponerte en marcha por las mañanas, nada te motiva, parece que no haces nada bien. A la vez te culpas por sentirte así. Crees que no hay una razón de peso, pero desde hace ya bastante tiempo es como si no levantaras cabeza…
Tal vez te ha pasado que, como muchas otras personas, has intentado diferentes formas de poner fin a tu malestar. Has recurrido a la familia y has tenido innumerables charlas con amigos y con compañeros de trabajo, has leído libros de autoayuda, has intentado “distraerte”, has hecho el esfuerzo de plantarle una sonrisa a la vida.
Sin embargo estás empezando a sentir cansancio de no encontrar una solución, de no sentir alegría, tranquilidad, de no disfrutar realmente de las cosas, de no tener energía, de sentirte irritable, triste o malhumorado, de la sensación de estar desbordado y ver que nadie te entiende, de no encontrarle sentido a casi nada. Estás empezando a pensar que deberías buscar ayuda profesional, pero…
Aún siendo conscientes de su malestar, cuando algunas personas se plantean la posibilidad o la necesidad de “ir al psicólogo” es normal que tengan sentimientos contradictorios. Puede ser el miedo a lo desconocido, ideas negativas asociadas a la psicología, sentimientos relacionados con la propia imagen para el entorno familiar y social “pensarán que estoy muy mal”, “solo los locos van al psicólogo”, “si voy significa que soy incapaz de resolver por mí mismo los problemas”.
Es decir, al verse en la necesidad de una ayuda profesional de este tipo, al mismo tiempo que lo vislumbran con una esperanza de mejoría, muchas personas conectan con un sentimiento de fracaso y vergüenza, de inferioridad, como si “no fueran tan capaces como los demás” de resolver sus problemas.
Muchas personas encuentran difícil pedir ayuda cuando su rol ha sido siempre el opuesto: están acostumbrados a mostrarse fuertes y a ocultar sus sentimientos y a apoyar a los demás.
Todos estos pensamientos-sentimientos-creencias parecen alimentar la falta de autoestima que ya se encuentra bajo mínimos.
Ser consciente de todo esto, saber que es un bloqueo normal que forma parte del propio malestar, saber que se superará en cuanto se den los primeros pasos hacia una solución, ayudan a iniciar cuanto antes un proceso terapéutico que tiene como objetivo recuperar la sensación de control sobre la propia vida, recuperar la alegría y el disfrute consigo mismo y con los demás.
La salud es un estado de armonía en todos los aspectos de nuestra vida: física, psicológica, relacional, social y espiritual. Cuanto antes comencemos el “camino de la salud”, antes conseguiremos estar a gusto con nuestra vida y con todo lo que nos rodea.
Blog de Alejandra Hernández Di Bartolomei. Psicóloga y Psicoterapeuta. Terapia Gestalt. Terapia de Pareja. Madrid, Chamartín. Príncipe de Vergara 264. Cita previa: Tlf.: 661304420
lunes, 17 de enero de 2011
Ir al psicólogo
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